Paradojas de la cultura dominicana

Arte nacional
Escrito por:  Joseph Caceres

                                                                                           

08:27 PM - 30 Julio, SANTO DOMINGO- RD *-. En el 1970 los grupos de teatro y los actores no teníamos locales adecuados donde realizar nuestras representaciones.

 Pero nos la ingeníabamos con las que había, haciendo malabares en el auditorio inadecuado y sin acústica del antiguo Conservatorio Nacional de Música, donde ahora opera el Ministerio de Cultura.

 Usábamos el escenario de la antigua Aula Magna de la UASD, y de manera osada, logramos en varias ocasiones que Pedro Morales Troncoso nos facilitara el auditorio de Bellas Artes, en esa época la principal sala de espectáculos culturales del país, pues todavía no se había construido el Teatro Nacional.

El Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Autónoma, con Milagros Ortiz Bosch a la cabeza, facilitaba los equipos del Teatro Universitario y las guaguas azules Blue Bird de la UASD para que

 recorrieramos el país, a veces junto al Coro Universitario o La Rondalla, en jornadas de representaciones populares irrepetibles, por lo que se ha podido ver.

 Los recintos de los clubes culturales también servían para llevar teatro al pueblo, como la cancha del Club Mauricio Báez, donde Leonel Fernández, secretario de Cultura del mismo, permitió el montaje de nuestra obra teatral Tataiba, que como se reseñó en El Nacional en aquellos tiempos, la representación se llevó a cabo bajo un cerco policial, pues estaba en plena efervescencia del período de gobierno de doce años del doctor Joaquín Balaguer.

 El tiempo ha pasado. Y ese Leonel activista cultural junto a Jimmy

 Sierra y la muchachada poética de la época y el Movimiento Cultural Universitario, siendo presidente ha levantado una serie de salas y

 recintos teatrales adecuados que facilitan el quehacer teatral en este tiempo.

 Y qué ocurre? Que paradogicamente no se les da el uso que se esperaba y deseaba. Igual sucede con la Ley de Cine aprobada y en vigencia, que facilita tanto las cosas a los cineastas dominicanos. Era lo que se deseaba para el desarrollo del cine dominicano. Lamentablemente, la misma lo que está generando es mucha contaminación visual y basura.

 Una Ley de Cine para incrementar comedietas malas, con gente de la televisión que no son actores.

 ¡Oh Dios, otra gran paradoja de factura dominicana!