En el 2009, Nueva Zelanda se coronó como el país más tranquilo del mundo.
Ya sea el tema de una tarjeta de navidad, o la pregunta en un concurso de belleza, todo el mundo alguna vez ha deseado la paz en la Tierra… bueno, casi todo el mundo. Pero ¿Qué significa estar en paz? ¿Es acaso un estado de cordialidad entre las naciones? ¿Será el contar con un buen servicio médico y vivir sin el temor a un ataque terrorista? ¿Será acaso la estabilidad económica? ¿O la transición pacífica del poder? La paz es difícil de cuantificar, y en resumidas cuentas, es la coexistencia apacible entre los individuos.
El grupo australiano sin fines de lucro, Vision of Humanity, intenta definir año tras año qué tan en paz vivimos.
Este grupo elabora una lista llamada “Índice Global de Paz”, en el que clasifica a 144 naciones de acuerdo a 23 indicadores diferentes. He aquí algunos ejemplos:
La relación con los países vecinos
El número de homicidios por cada 100,000 personas
Número aproximado de personas muertas en conflictos
Nivel de faltas de respeto a los derechos humanos
Número de armas pesadas por cada 100,000 habitantes
Una vez compilados los datos de todas éstas naciones, la que obtenga el puntaje más bajo se declara
como “El Estado más pacífico”. En el 2009, Nueva Zelanda se coronó como el país más tranquilo del mundo.
Una vez compilados los datos de todas éstas naciones, la que obtenga el puntaje más bajo se declara
como “El Estado más pacífico”. En el 2009, Nueva Zelanda se coronó como el país más tranquilo del mundo.
Los Estados Unidos obtuvieron buenos resultados en áreas como el apoyo otorgado en materia financiera a las Naciones Unidas, y, en respaldo en acciones de conflictos civiles; sin embargo, está nación se quedó corta en algunos otros puntos, incluyendo:
Número de personas encarceladas por cada 100,000 habitantes
La capacidad y la sofisticación militar
Facilidad de acceso a las armas a los menores de edad
Potencial para actos terroristas
El país con el nivel más bajo índice de pacificación fue Irak, seguido de Afganistán, Somalia, Sudán e Israel.
Entonces, volviendo a la pregunta original: ¿Ha habido alguna vez paz en la Tierra? ¿Cuáles han sido los periodos más pacíficos? Te vas a sorprender…
La paz romana
Probablemente, la era pacifica más popular es la conocida como Pax Romana. Este período duró aproximadamente 200 años, y se hizo famoso gracias al historiador del siglo XVIII Edward Gibbon, en su obra fundamental “La historia de la decadencia y caída del Imperio Romano”. Gibbon establece el inicio de este período en el año 27 a.C. durante el reinado de Cayo Julio César Augusto (también conocido como Octavio, sobrino y heredero de Julio César). Augusto puso en marcha un nuevo tipo de política exterior; anteriormente, Roma se había enfocado en la expansión del Imperio tanto como le fuera posible. En lugar de impulsar el expansionismo, Augusto abogó por un cambio hacia la prosperidad y la pacificación dentro de las fronteras del Imperio. Las rebeliones civiles se redujeron drásticamente durante este tiempo (aunque no se eliminaron por completo). Los historiadores suelen señalar el fin de la Paz Romana en el año 180, cuando el emperador Marco Aurelio murió, y pasó el trono a su hijo Cómodo. Cómodo no compartía los ideales de su padre, por tal motivo, el énfasis en la paz se puso de lado.
Pero aunque la intención del General Augusto parece haber sido la de mantener la paz en el imperio, aún había violencia durante la Pax Romana. Existían rebeliones en Hispania (lo que es ahora España y Portugal) las cuales no se detuvieron hasta aproximadamente el 19 a.C. y la frontera entre Roma y Germania fue muy disputada durante gran parte de la Pax. Durante este período, Roma invadió y anexo a la Gran Bretaña; lo cual no se hizo de modo pacífico, especialmente desde el punto de vista británico. Así que, a pesar de que el imperio romano publicitaba por todas partes la Pax Romana, ciertamente no fue el periodo más pacífico de la historia.
Para el siguiente ejemplo tenemos que ir a las estepas de Eurasia, en donde la paz era necesaria para poder dar lugar a la Ruta de la Seda.
Los mongoles ¿hordas terribles o mensajeros de paz?
Mil años después de la Pax Romana, encontramos otra era de paz internacional. En todo el continente Eurasiático surgió un imperio que contaba con tecnología avanzada y una economía fuerte y protegida a través de miles de kilómetros de rutas comerciales. De hecho, fue este imperio el que permitió que Marco Polo pudiera viajar por tierra, dese su casa en Italia, hasta China. Aunque no lo creas, el terrible Gengis Khan, el unificador de los tártaros, fue el que estableció uno de los más pacíficos reinos de la historia.
Actualmente, asociamos a Gengis Khan y a sus sucesores con tácticas de batallas terribles y despiadadas invasiones. No cabe duda de que sus estrategias militares causaron la muerte a innumerables personas. Mediante el uso de arqueros a caballo, Genigs Khan fue capaz de luchar y vencer a casi cualquier enemigo que encontró.
En cuestión de años, tomó el control de las tribus mongoles, expandiendo su territorio a un imperio que abarcaba millones de kilómetros cuadrados, gestionó la Ruta Comercial de la Seda, que unía a Europa y a Asia. A primera vista, estos logros no parecen indicar tiempos de paz. Pero una vez que el imperio mongol estaba firmemente establecido, la vida de sus ciudadanos mejoró realmente.
Una de las innovaciones de los mongoles, fue el establecimiento de un sistema postal. La primera de su tipo para conectar al Este con el Oeste. El gobierno de Mongolia creó estaciones en todo su territorio, cada estación fue equipada con caballos y suministros y era mantenida por la población local. Este sistema permitía que la información viajara de forma rápida y eficiente por todo el imperio. Leyes estrictas protegían la propiedad civil y los viajes. Una leyenda de la época decía que una mujer podía llevar un saco de oro de un extremo del imperio al otro, sin temor a ser atacada. El comercio con otras naciones era muy importante para los mongoles, y también era fuertemente protegida por la ley.
Pero todas estas innovaciones y la prosperidad obtenida no son suficientes para declararlos como los creadores de una era de paz. Los enemigos del Gobierno eran aplastados de forma rápida y brutal, por lo que a pesar de su legado, este no fue un periodo de completa tranquilidad y armonía.
Ahora que hemos eliminado a los romanos y a los mongoles… ¿Qué nos queda?
La paz de nuestro tiempo
Aún hay otra era por considerar… la que estamos viviendo. Es evidente que hay guerras por todo el mundo, además de hambrunas, epidemias y crisis económica, sin embargo, algunos analistas creen que a pesar de todas las deficiencias, el mundo en su conjunto es relativamente más tranquilo ahora, que como nunca antes.
Desde el surgimiento de la humanidad, la violencia ha disminuido considerablemente. Cuando se habla de violencia, no hay que referirnos exclusivamente a la guerra, también hay que considerar las tasas de criminalidad y los homicidios (entre otros casos). En comparación con nuestros antepasados cazadores y recolectores, la posibilidad de morir por un crimen violento o como resultado de una guerra es más bien pequeñísima. Por lo tanto, hay motivos para creer que vivimos en una era pacifica en general.
Hay Gobiernos que se ofrecen a mediar en los conflictos internacionales y, mediante la ostentación de la fuerza, pueden disuadir a los beligerantes. Las innovaciones tecnológicas nos permiten establecer relaciones simbióticas con los grupos que alguna vez pudieron haber sido nuestros enemigos. Los avances en salud nos han permitido establecer un mayor valor a la vida.
Nuestra conciencia por el resto del mundo es mucho más evidente que nunca. La creciente empatía que generamos, nos hace más propensos a ayudar a poblaciones en desgracia. La alianzas de cooperación entre países, tales como las Naciones Unidas y la Unión Europea, también representan un aumento en la confianza y la buena fe de la humanidad. Compartir la responsabilidad militar y el establecimiento de una moneda común, así como el establecimiento de tribunales internacionales, apunta a un deseo de estabilidad y paz. Las vacunas y otras innovaciones, en materia de salud, han mejorado la calidad de vida de los humanos, y la educación está disponible para más personas como nunca antes.
A pesar de los inconvenientes de la vida moderna, realmente estamos viviendo en la época más pacífica en la historia. Pero ten en cuenta que todo es relativo, incluso puede ser que días más pacíficos estén aun por venir.
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