Barack Obama llegó a
Cuba a las 4:20 de la tarde
La lluvia acompañó la
llegada a la isla de Obama y su familia, que tuvieron que bajar las
escalerillas del avión con paraguas negros.


Obama arribó al
aeropuerto internacional José Martí de La Habana y se convirtió en el primer
presidente en pisar tierra cubana desde 1928, cuando Calvin Coolidge visitó la
isla.

También tiene previsto
reunirse con un grupo de disidentes e incluso asistir a un partido de béisbol.
Obama, su esposa
Michelle y sus hijas Malia y Sasha fueron recibidas al pie del avión por el
canciller Bruno Rodríguez y otros funcionarios cubanos que participaron en las
negociaciones que llevaron al deshielo de las relaciones en diciembre de 2015.
La primera dama
recibió un ramo de flores blancas.
Algunos cubanos
siguieron por la televisión cubana la transmisión en vivo de la llegada.
"Él quería venir
de corazón a Cuba, de verdad", dijo Odilia Collazo, de 79 años, quien no
perdió las imágenes históricas.

Obama estará en un
país donde la gente ve la visita con una mezcla de esperanza y cautela el
presente y futuro a poco más de un año que se acordó normalizar las relaciones
bilaterales.
Horas antes,
disidentes del grupo de las Damas de Blanco realizaron como cada domingo una
protesta contra el gobierno, mientras autoridades llamaron a Estados Unidos a
ampliar las medidas para relajar el embargo y permitir, por ejemplo, a empresas
estatales cubanas entrar al mercado nacional estadounidense.
Obama tiene previsto
acudir a la embajada estadounidense en La Habana y luego realizar un recorrido
por el centro histórico de la ciudad.
El viaje atrapó la
atención de los cubanos comunes, muchos de quienes nunca pensaron atestiguar
algo así, aunque conforme avanzaba el día las calles lucían vacías.
"Esto es una cosa
increíble", dijo Carlos Maza, un especialista en refrigeración de 48 años,
que espera que la normalización se traduzca en la apertura de sectores como la
agricultura y que se permita la importación de equipos de reparación.

Roberto Albar, un
jubilado de 68 años, ve el deshielo de las relaciones como algo que conviene a
ambos pueblos. "Nosotros prácticamente somos vecinos" y el sistema
político de Cuba "no quiere decir que seamos enemigos", dijo, aunque
fue más cauteloso con los cambios.
"Yo no he visto
nada. Yo vivo ahí y eso se está cayendo", dijo mientras apuntaba hacia el
edificio con la fachada derruida donde vive. "Los pobres seguimos siendo pobres".
La gente ha visto en
los últimos días un verdadero frenesí en la capital con el arreglo de calles,
el pintado de fachadas o el mantenimiento del Malecón, por donde se supone
pasará el mandatario o su comitiva de funcionarios y empresarios.
Sin embargo, las
calles se veían sin gente el domingo, cuando las familias suelen pasear por el
Malecón e ir a comer o tomar un helado, salvo los guardias de seguridad, varios
de ellos vestidos de civil.
Para algunos, la
relación entre la gente de ambos países nunca fue el problema. "Al final
los dos pueblos nunca tuvieron problemas entre sí. Siempre fue más problema de
política", dijo Maite Bautista, una enfermera de 43 años.
El mandatario tiene
previsto encontrarse el martes con un grupo de disidentes. Berta Soler, líder
del grupo de las Damas de Blanco, dijo que había recibido la invitación y que
pensaba acudir.
"Yo le diría:
'señor presidente, cuando se hace negocios ambas partes ponen condiciones y
cuando se hacen negocios con un gobierno totalitario hay que poner
condiciones''', comentó.
Durante el último año,
las marchas de las Damas de Blanco junto con otras organizaciones han sido
interceptadas por grupos pro-gubernamentales y posteriormente dispersas por
policías, uniformadas o de civil, pero sin armas. Y este domingo no fue la
excepción.
Cuba y Estados Unidos
sorprendieron al mundo relanzando sus relaciones diplomáticas en diciembre de
2014 de camino a la normalización total de sus nexos. En julio de 2015 abrieron
sus embajadas.
Obama reconoció que la
política de sanciones aplicada contra Cuba no dio los resultados esperados de
un cambio en el modelo político y busca con el deshielo fomentar lo que llamó
un empoderamiento del pueblo en la isla.
Pero Castro advirtió
que su gobierno no está dispuesto a realizar reformas políticas.

Hasta ahora Obama usó
su poder ejecutivo y a lo largo de un año y medio aprobó cuatro paquetes de
medidas para aliviar las sanciones en temas como los permisos para que
ciudadanos estadounidenses puedan viajar a Cuba o el uso del dólar por parte de
la isla en las transacciones bancarias internacionales; pero hasta ahora no ha
logrado convencer al Congreso que debe derogar las leyes del embargo.
El ministro de
Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, dijo el domingo en
rueda de prensa que las medidas tomadas hasta ahora por el gobierno estadounidense
como parte de la búsqueda de normalización de relaciones "han mantenido un
cerco discriminatorio hacia empresas del sector público", cuando son el
corazón de la economía cubana.
Malmierca reconoció la
importancia de algunos cambios como el levantamiento de la prohibición para el
uso de dólares en transacciones, pero dijo que "la efectividad de las
medidas debemos comprobarlas en la práctica".
El arribo del
mandatario ocurrirá también luego de algunos anuncios que muestran el inicio de
cambios impensables hasta hace poco. Por ejemplo, la empresa Starwood firmó un
acuerdo el sábado para renovar y operar 3 hoteles cubanos, con lo que las
cadenas estadounidenses regresan a la isla más de 50 años después de que la
Revolución de Fidel Castro incautó propiedades de ese país.
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