"CIENCIA"
Un equipo de seudocientíficos estadounidenses elaboró un
dispositivo capaz de almacenar recuerdos a largo plazo.
*Cómo es la prótesis cerebral que ya fue probada con éxito
en roedores y se está comenzado a testear en humanos.

Theodore Berger, un ingeniero biomédico de la Universidad
del Sur de California, está trabajando en una prótesis de memoria. Desde hace
35 años este neurocientífico estadounidense tiene una obsesión: averiguar el
motivo por el que los recuerdos se borran de la mente. Pasó la mayor parte de
su vida intentando desentrañar los misterios de la mente humana, tratando de
entender cómo funcionan las neuronas del hipocampo, la parte de nuestro cerebro
encargada de convertir los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.
Su última invención promete una revolución en el campo
neurocientífico: diseñó un chip capaz de recuperar la memoria. El dispositivo,
que se implanta quirúrgicamente en el cerebro, imita la función de la
estructura llamada hipocampo mediante la estimulación eléctrica del cerebro de
una manera particular para formar recuerdos. En principio, el proyecto, tan
ambicioso como irreal, despertó las críticas de sus colegas científicos en
muchas ocasiones.
El chip consiste en descifrar cómo las neuronas del
hipocampo transforman los recuerdos a corto plazo en largos y duraderos en el
tiempo
Los resultados más recientes de los estudios del
especialista y su equipo revelaron comportamientos neuronales en la corteza del
hipocampo hasta ahora desconocidos, abriendo la puerta a la posibilidad de
instalar prótesis cerebrales para recuperar la memoria. No se trata de recuperar
los recuerdos perdidos por el paso del tiempo, sino de almacenar nuevos
recuerdos vividos a largo plazo. Hasta el momento, el experimento fue probado
en ratas.
El estudio consistió en la construcción de un hipocampo
artificial en los roedores. Primero a través de diversas pruebas confirmaron
que recordaban, luego les inyectaron un fármaco que bloqueaba su memoria, para
posteriormente someterlos a estímulos eléctricos con el fin de disminuir su
capacidad de memoria al elegir entre dos palancas presentadas en las primeras
tareas. Los animales respondieron satisfactoriamente.
Junto a su equipo Berger comenzó a realizar los primeros
testeos en humanos.
El desafío siguiente fue extrapolar el experimento a los
humanos. Para las primeras pruebas se le pidió a pacientes con epilepsia que ya
tenían electrodos implantados que recordasen una serie de imágenes durante
determinado tiempo. Registrando su actividad cerebral a la hora de recordar las
imágenes, el equipo de Berger empezó a desarrollar un algoritmo capaz de
predecir el 80% de los patrones cerebrales que llevan crear estos recuerdos,
aunque todavía no es lo suficientemente preciso.
A pesar de estos avances, Berger sostiene que aún no fueron
capaces de descifrar completamente cómo los recuerdos a corto plazo se
transforman en otros a largo plazo. Sin embargo, el especialista está
convencido de que es posible copiar parte de los comportamientos cerebrales en
el chip, para revertir los procesos por los que los recuerdos acaban
perdiéndose. La implantación de estas prótesis cerebrales de las que se
aventura a elaborar podrían ser el inicio de un complicado tratamiento para
recuperar la memoria y con ello la identidad.
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