"Temen
que tenga una grave enfermedad"
Espera
que los análisis confirmen que no tiene el Síndrome Prader-Willi
*Pero
las causas de su excesivo peso son desconocidas.
*Sólo
toma fórmula de leche baja en grasas, leche materna y come papillas de
vegetales y frutas, y aun así sigue subiendo de peso.
9:45PM - 13 Nov, MEXICO, DF*-. Luis Manuel Gonzáles es casi
como cualquier bebé de 10 meses; balbucea sus primeras palabras y quiere tocar
todo, pero una dramática diferencia pone en riesgo su vida: pesa 28 kilos y su
padre gana sólo poco más de 200 dólares al mes.
El caso de este bebé, que no exige comida
constantemente como podría pensarse, forma parte del universo de niños con
obesidad y diabetes infantil que México encabeza a nivel mundial. Pero las
causas de su excesivo peso son desconocidas.
Luisito nació el 15 de diciembre de 2016 con
un peso de 3,5 kilos y 52 centímetros, casi lo mismo que su hermano Mario, de
casi tres años, pero que a su lado se ve empequeñecido. A los dos meses ya
pesaba 10 kilos, y en los siguientes 8 meses aumentó el doble.
"Creía que era porque yo tenía buena
leche en mis pechos", dice su madre de 24 años, Isabel Pantoja, en la sala
de su casa de cemento sin pintar del municipio de Tecomán, estado de Colima, en
la costa del Pacífico.
Sus padres han abierto una página en Facebook
y una cuenta bancaria para recibir donaciones que les ayuden a financiar su
atención médica. Se turnan para llevarlo en una destartalada carriola al
hospital para las cotidianas tomas de sangre.
Es demasiado doloroso ver cómo
"lastiman" sus brazos llenos de pliegues cuando las enfermeras lo
picotean hasta encontrar sus venas, comenta su padre Mario Gonzales.
La angustia de sus progenitores se acentuó
cuando un pediatra les dijo que quizás necesitará inyecciones de hormonas de
unos 555 dólares cada una, aunque a pesar de varios estudios aún se desconoce
qué padece.
Una de las principales teorías es que podría tener
Síndrome de Prader-Willi, que deja a los niños sin regulador de saciedad,
provoca retraso mental, "músculos de gelatina" sin fuerza, problemas
cardíacos y afecta el desarrollo de órganos sexuales.
"En el transcurso del primer mes (de
vida) nosotros ya estuvimos viendo pues que el niño estaba dejando muy pronto
su ropa, ya teníamos que ponerle (talla) de 2, 3 años y cuando cumplió sus dos
meses yo lo llevé a su primera vacuna y ya pesaba alrededor de 9 a 10
kilos", relata casi quejándose Pantoja, que no deja de hacer mimos a
Luisito.
Ese mismo día un pediatra ordenó sus primeros
estudios a los que siguieron muchos más. "Hay veces que lo tenemos que
llevar hasta tres o cuatro veces por semana" al hospital de la capital
estatal Colima, donde un día la carriola se venció, cuenta Gonzales.
Para esta familia los paseos por su pueblo se
acabaron. El bebé, que usa pañal de adulto, se cansa mucho después de estar
media hora en la misma posición y se le tiene que cargar y caminar con él,
añade Gonzales que junto con Pantoja no pierde de vista al bebé.
Durante la entrevista con los padres, Luisito
suelta carcajadas cuando le rozan con los dedos la planta de los pies al tiempo
que avienta con fuerza la mano del bromista, explora con la boca cualquier
objeto que le den y observa con curiosidad el equipo fotográfico y de video de
los periodistas. En resumen, se comporta como cualquier bebé de su edad y
aparentemente pasa muchas horas al día sin pedir comida.
Lo que no puede hacer, lamenta Pantoja,
"es gatear, no puede caminar. No podemos traerlo en una andadera como a
otro niño de 10 meses", pero fuera de eso "ya se sienta, ya sostiene
su cabecita, ya trata de agarrar él sólo el biberón", continúa.
Su padre, un obrero fornido de una fábrica
local de jugos, señala preocupado que su esposa "ya está empezando a
sentir efectos del peso del niño. Dice que cuando lo carga siente que algo se
le mueve por dentro".
Hace un mes aproximadamente, los contactó
Silvia Orozco, médico cirujano con maestría en Nutrición Clínica del centro
Zone Diet México, sistema creado por un bioquímico estadounidense. Se renovó la
confianza en el futuro de Luis Manuel.
El bebé "tiene hígado graso, pulmón graso
y corazón graso. Su vida corre mucho riesgo pero esperamos estar a tiempo de
poder ayudarlo", comentó Orozco vía telefónica, que espera
resultados de las últimas muestras enviadas a Estados Unidos.
Espera que los análisis confirmen que no tiene
el Síndrome Prader-Willi y que su obesidad se deba a una "inflación
celular" provocada por falta de nutrientes anti inflamatorios que tuvo la
madre durante el embarazo, provocando "un bajo funcionamiento tiroideo,
bajo funcionamiento de sus glándulas suprarrenales encargadas del
metabolismo".
En ese caso el tratamiento sería hormonal,
dice confiada Orozco sobre el diagnóstico del bebé que sólo come fórmula de
leche baja en grasas, leche materna y papillas de vegetales y frutas.
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