"Peligro latente"
EE.UU. almacena el cuádruple de barras de combustible nuclear usado de la capacidad de la piscina.
*En Hanford, en el estado de Washington, se encuentra el lugar más contaminado en materia nuclear de occidente.
*La mayor concentración de radiactividad en el planeta está en EE.UU. Residuos radiactivos y “combustible nuclear usado”
10:45 PM - 3 Abril, EE.UU. *-. En una reciente entrevista con The Real News Network, Robert Álvarez, especialista en política nuclear desde 1975, informa de que el combustible nuclear usado en EE.UU. representa la mayor concentración de radiactividad en el planeta: 71.000 toneladas. Peor todavía: ya que el depósito de residuos de Yucca Mountain ha sido eliminado por su proximidad a fallas activas, la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) ha permitido que los operadores de reactores almacenen cuatro veces más residuos en las piscinas de combustible usado de la cantidad para la que fueron diseñadas.
Cada piscina de combustible usado de Fukushima contiene unas 100 toneladas, dice, mientras que cada piscina en EE.UU. contiene entre 500 y 700 toneladas. Un solo incendio en una piscina liberaría cantidades catastróficas de radiactividad, haciendo que entre 44.000 y 56.000 kilómetros cuadrados fueran inhabitables. Es aproximadamente el tamaño de Nueva Hampshire y Vermont, por el incendio de una sola piscina.
En una entrevista del 25 de marzo, la terapeuta y activista nuclear Dra. Helen Caldicott explica que “hay mucha más radiación en cada una de las piscinas de enfriamiento de la que existe en cada radiador en sí… Ahora los isótopos de vida muy corta han decaído hasta llegar a nada. Pero lo que contienen las piscinas de residuos de combustible son los de vida prolongada, los muy peligrosos: cesio, estroncio, uranio, plutonio, americio, curio, neptunio, quiero decir los verdaderamente peligrosos, los de larga vida”.
Como erudito confirmado en el Instituto de Estudios Políticos, Álvarez formó parte de un equipo internacional multidisciplinario que estudió posibles ataques terroristas contra instalaciones nucleares, que se concentró en las piscinas de almacenamiento de residuos de combustible usado. En 2003, publicó un informe: Reduciendo los peligros de combustible nuclear usado de reactores de energía en EE.UU., que solicita que se transfiera el combustible usado de las piscinas a almacenamiento en cascos secos. (Sobre el mismo tema haga clic aquí, N. del T.)
El informe recomienda que se extraiga un 75% de las barras usadas de cada una de las piscinas y se almacenen en búnkeres ultra gruesos de hormigón capaces de resistir un impacto aéreo. El proyecto tardaría unos diez años y “reduciría el inventario promedio de 137Cs (cesio radiactivo) en piscinas de combustible usado en EE.UU. en un factor de cuatro”.
La NRC trató de ocultar el informe del IPS; dice Álvarez: “La reacción de la Comisión Reguladora Nuclear y de la industria nuclear fue hostil”. Pero la Academia Nacional de Ciencias reconoció que un incendio en una piscina de combustible sobrecargada sería catastrófico. La NRC también trató de bloquear el informe de la Academia.
La NRC sirve a la industria, no al público, y al controlar las finanzas, el Congreso ha obligado a la NRC a “limitar considerablemente sus programas reguladores”, dice Álvarez.
El ingeniero Keith Harmon Snow está totalmente de acuerdo. Recientemente recriminó a la NRC y a los medios dominantes por minimizar la actual catástrofe de Japón. Señala que: “La bomba atómica que estalló en Hiroshima produjo cerca de 2.000 curies de radiactividad. Se dice que las piscinas de combustible usado en la Planta Nuclear Vermont Yankee (EE.UU.) contienen unos 75 millones de curies.”
Y se trata sólo de una planta nuclear estadounidense, de 104, sin mencionar la cantidad no revelada de sitios de investigación. Luego hay que considerar que varias plantas nucleares están ubicadas sobre fallas geológicas, como lo revela esta imagen de Public Integrity.
Vea también este mapa global de actividad sísmica y de ubicación de plantas de energía nuclear.
Los desechos nucleares constituyen un problema serio, letal y creciente que la industria se niega a encarar, ya que prefiere exteriorizar al público los costes de eliminación (incluso demandando al gobierno de EE.UU. para que arregle el lío, según una ley de 1998 que sin duda favoreció).
A menos que los residuos radiactivos sean lanzados por láser hacia el sol, seguiremos viviendo con desechos que contaminarán la biosfera durante miles de años, por el ínfimo beneficio de 25 a 30 años de electricidad, como explicó de forma elocuente el activista nuclear y matemático Gordon Edwards. El riesgo sobrepasa por un gran margen el beneficio; esta alternativa energética es un ejemplo de la aberración que constituyen la industria nuclear y sus protectores gubernamentales.
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