"Usa un disco de 59,5 cm de
circunferencia"
Ataye Eligidagne tiene 20 años y
es miembro de la etnia surma, que habita en el valle Omo Rover, sur de Etiopía.
09:55 PM – 9 Oct, ROVER, SUR DE ETIOPÍA *-. Un equipo de
camarógrafos australianos liderados por Abrahem Joffe viajó a África Oriental
para hacer un documental, a pedido de Canon. Recorriendo Etiopía, fueron a
conocer a una tribu surma que preserva tradiciones antiquísimas.
Una de ellas es que las mujeres
se perforen el labio inferior, lo estiren y porten discos en él. La mayoría usa
unos que oscilan entre los 10 y los 20 centímetros de circunferencia.
Por eso, cuando apareció Ataye
Eligidagne, todos quedaron petrificados. No sólo los extranjeros. Ni siquiera
su guía podía creerlo.
"Ya pasaron tres años desde
la primera vez que me perforé el labio. Viajé lejos de mi aldea para hacerlo
con una mujer especial", cuenta la joven de 20 años en el documental que
hicieron los australianos.
"Es una tradición en nuestra
cultura. Por eso lo hice. Mientras crecía, siempre veía a las mujeres usar el
disco de labio, y cuando lo pude usar me sentí muy orgullosa. Me hace sentir
que pertenezco", agrega.
Tiene 59,5 centímetros de circunferencia
y 19,5 centímetros de diámetro. Joffe, fanático de los récords Guinness,
constató al instante que el de Eligidagne era el labio más grande jamás
registrado.
Increíblemente, para ella no
tiene el tamaño suficiente. "Claro que he visto otros discos grandes
-dice-, pero ninguno tan grande como el mío. Aunque no creo que sea lo
suficientemente grande y quiero agrandarlo aún más".
El gobierno etíope prohibió las
perforaciones hace algunos años, porque las considera una intervención
peligrosa que puede atraer enfermedades. Ocurre que las adolescentes no sólo
tienen que hacerse una perforación, sino que además deben sacarse los dientes
Incisivos Inferiores.
"Hay dos razones por las que
me removí los dos dientes de abajo. Primero, si me enfermo de tétanos, se puede
verter agua por allí. Y segundo, me permite comer y beber usando el
disco", cuenta Eligidagne.
La joven récord lamenta que la
tradición se esté perdiendo. "Mi madre, su madre y la madre de su madre,
todas tuvieron esto. No sé por qué comenzó la tradición, pero las generaciones
más jóvenes ya no quieren perforarse el labio, y yo tengo que aceptarlo",
concluye.
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